El próximo Sábado, día 24 de Julio, se ha organizado una excursión a los Baños sulfurosos de la Hedionda, cerca de Manilva (Estepona). Será un día de senderismo, baños y comida. Quien esté interesado/a en asistir que contacte directamente con el usuario Nº4, Pepe Vázquez, para organizar los coches.
Historia de los Baños:
Los conocidos como Baños de la Hedionda constituyen uno de los hitos históricos del macizo de la Utrera y en general de toda Casares. Su peculiaridad como Baños Sulfurosos y lo dilatado de su aprovechamiento por el hombre desde tiempos históricos han venido a enriquecer su papel no sólo como realidad histórica y científica, sino como elemento cultural de primer orden, que ha debido influir en el acerbo cultural del pueblo desde muy antiguo, y que goza además de una situación geográfica idónea en el marco de un territorio particularmente rico en actividades humanas desde la antigüedad.
Los baños cuentan con multitud e leyendas que intentan dar respuesta a su origen. Una de ellas reúne los elementos mágico-creenciales típicos en tales casos: según cuenta, el demonio que habitaba en esta agua exhaló el último suspiro al ser expulsado por Santiago, lo que confirió al agua su olor a azufre. Esta leyenda es recogida por múltiples autores, viajeros todos, algunos de los cuales introducen ciertas modificaciones. Sin embargo la más popular es la que le atribuye un noble origen histórico: el año 61 a.C., las tropas romanas se encontrarían acampadas en aquella zona dispuestas a enfrentarse con las de Pompeyo y, encontrándose infectadas de sarna, hallarían alivia bañándose allí; aunque, según otros, el propio Julio César curó de una infección herpética y mandó construir los baños que hoy se conservan.
Lo que sí es cierto es que desde los más antiguos tratados geográficos en los que se habla del municipio de Casares se hace referencia a las propiedades curativas de la fuente de la Hedionda y su localización.
Sea como fuere, la importancia histórica nos viene dada por el recinto balneario, inicialmente romano en su captación y adaptación al uso de la fuente. Remodelaciones posteriores, fruto de la variación en los niveles de caudal del venero hace que los árabes retoquen su estructura y amplíen sus muros y canalizaciones, sacadas a la luz en la última intervención arqueológica en los inicios del 90. El conjunto de los baños se completa con obras desde el XVII hasta fines del XX, aún conservadas en parte.
Aunque la entidad de los restos encontrados, pudieran parecernos poco acordes con la magnificencia romana en este tipo de construcciones, los estudios realizados parecen confirmar este origen romano, si bien se deben haber producido algunas alteraciones de la primitiva estructura.
La edificación tiene origen romano como parece demostrar su estructura; una planta principal casi cuadrada de unos 5 por 6 metros sobre la que se alza una bóveda, a partir de la cual se abren la entrada principal y, al frente y a la derecha, dos bóvedas de medio cañón. La de la derecha conduce a una escalera de obra, mientras que la del fondo lleva a un par de galerías excavadas donde se encuentra el nacimiento. En la bóveda exterior mayor, a su izquierda, se encuentran dos arcos de medio punto cerrados por pared y lo mismo sucede en el lado izquierdo de la bóveda de medio cañón del fondo. En cuanto a los materiales y técnica de construcción, la bóveda exterior en su parte interna estaba obrada con el "coctus later bipedalis", dentro del denominado "opus lateritium", y recubierto por un "opus caementitium" a guisa de mortero, que casi ha desaparecido. La cata realizada para el estudio arqueológico por Garrido Luque mostró abundante material medieval y moderno, lo que se explica por ser zona de derrubio del monte adyacente. Se sabe el empleo de los baños en épocas posteriores lo que demuestra que la zona continuó habitada, según se constata a través de las excavaciones de dicho autor en 1991.
Los baños se sitúan en el margen derecho del arroyo Albarrá , a los pies de la Sierra de la Utrera , y muy cerca del límite con el término municipal de Manilva.
En la actualidad las aguas de los Baños siguen siendo de uso público, y bastante generalizado, aunque el estado de las instalaciones está bastante deteriorado debido a los frecuentes actos vandálicos cometidos por desaprensivos.
Los conocidos como Baños de la Hedionda constituyen uno de los hitos históricos del macizo de la Utrera y en general de toda Casares. Su peculiaridad como Baños Sulfurosos y lo dilatado de su aprovechamiento por el hombre desde tiempos históricos han venido a enriquecer su papel no sólo como realidad histórica y científica, sino como elemento cultural de primer orden, que ha debido influir en el acerbo cultural del pueblo desde muy antiguo, y que goza además de una situación geográfica idónea en el marco de un territorio particularmente rico en actividades humanas desde la antigüedad.
Los baños cuentan con multitud e leyendas que intentan dar respuesta a su origen. Una de ellas reúne los elementos mágico-creenciales típicos en tales casos: según cuenta, el demonio que habitaba en esta agua exhaló el último suspiro al ser expulsado por Santiago, lo que confirió al agua su olor a azufre. Esta leyenda es recogida por múltiples autores, viajeros todos, algunos de los cuales introducen ciertas modificaciones. Sin embargo la más popular es la que le atribuye un noble origen histórico: el año 61 a.C., las tropas romanas se encontrarían acampadas en aquella zona dispuestas a enfrentarse con las de Pompeyo y, encontrándose infectadas de sarna, hallarían alivia bañándose allí; aunque, según otros, el propio Julio César curó de una infección herpética y mandó construir los baños que hoy se conservan.
Lo que sí es cierto es que desde los más antiguos tratados geográficos en los que se habla del municipio de Casares se hace referencia a las propiedades curativas de la fuente de la Hedionda y su localización.
Sea como fuere, la importancia histórica nos viene dada por el recinto balneario, inicialmente romano en su captación y adaptación al uso de la fuente. Remodelaciones posteriores, fruto de la variación en los niveles de caudal del venero hace que los árabes retoquen su estructura y amplíen sus muros y canalizaciones, sacadas a la luz en la última intervención arqueológica en los inicios del 90. El conjunto de los baños se completa con obras desde el XVII hasta fines del XX, aún conservadas en parte.
Aunque la entidad de los restos encontrados, pudieran parecernos poco acordes con la magnificencia romana en este tipo de construcciones, los estudios realizados parecen confirmar este origen romano, si bien se deben haber producido algunas alteraciones de la primitiva estructura.
La edificación tiene origen romano como parece demostrar su estructura; una planta principal casi cuadrada de unos 5 por 6 metros sobre la que se alza una bóveda, a partir de la cual se abren la entrada principal y, al frente y a la derecha, dos bóvedas de medio cañón. La de la derecha conduce a una escalera de obra, mientras que la del fondo lleva a un par de galerías excavadas donde se encuentra el nacimiento. En la bóveda exterior mayor, a su izquierda, se encuentran dos arcos de medio punto cerrados por pared y lo mismo sucede en el lado izquierdo de la bóveda de medio cañón del fondo. En cuanto a los materiales y técnica de construcción, la bóveda exterior en su parte interna estaba obrada con el "coctus later bipedalis", dentro del denominado "opus lateritium", y recubierto por un "opus caementitium" a guisa de mortero, que casi ha desaparecido. La cata realizada para el estudio arqueológico por Garrido Luque mostró abundante material medieval y moderno, lo que se explica por ser zona de derrubio del monte adyacente. Se sabe el empleo de los baños en épocas posteriores lo que demuestra que la zona continuó habitada, según se constata a través de las excavaciones de dicho autor en 1991.
Los baños se sitúan en el margen derecho del arroyo Albarrá , a los pies de la Sierra de la Utrera , y muy cerca del límite con el término municipal de Manilva.
En la actualidad las aguas de los Baños siguen siendo de uso público, y bastante generalizado, aunque el estado de las instalaciones está bastante deteriorado debido a los frecuentes actos vandálicos cometidos por desaprensivos.
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